Finalmente, vino con un rosario de mentiras entre las manos. Con un rosario de palabras que suplican, creanme!!!, el que no esta con migo, esta... "sin migo", falto que diga.
Rosario no te quiere, Rosario no miente, Rosario no soporta el discurso "rebelde" y monotematico.
Un rosario con la habitual soberbia.
Rosario dice la verdad, Rosario el del Parque de la Independencia, no se ata ni subordina a promesas partidistas. Rosario, el del Monumento a la Bandera, sostiene con libertad su condición opositora.
Finalmente vino, con un rosario de cuentas desechas; con un rosario de promesas incumplidas. Finalmente se fue, o felizmente partió, con un Rosario indiferente con un Rosario desafiante.
Un dejo de frialdad se llevo de Rosario, se llevo un rosario de cuentas marchitas y gastadas por la mentira.
Les dejo un abrazo.